En una pequeña localidad costera, una amenaza acuática se cierne sobre sus habitantes. No: no es un tiburón, sino cangrejos mutantes con ganas de devorarte media cara y, si se tercia, de echarse un baile de instituto.
Lo que parece una de las miles de monster movies de bajísimo presupuesto que rellenan las plataformas de vídeo bajo demanda en EEUU es en realidad una comedia paródica más inteligente que sus hermanas. En la línea de ‘Zombeavers’ o ‘Turbo Kid’, se trata de una película que, sin dejar de ser del género que está tratando, se toma la trama con bastante más cachondeo de lo habitual, incluyendo homenajes a otros géneros del cine cutre.